Flor tiene 12 años. Un día sus padres le dijeron que querían conversar con ella y con Vilma, su hermana menor, de 10 años. Se sentaron en la sala y su madre les contó que junto a su padre había tomado la decisión de mudarse a la ciudad de Lima. Flor no lo podía creer, pensaba en sus amigos y amigas, en su colegio, en la persona que le gustaba, en el campo en donde vivía y podía sentirse en paz. Su padre les explicó que habían pensado que sería lo mejor para la familia, pues tendría un trabajo que les daría más oportunidades para que ellas puedan estudiar luego del colegio, algo que sus padres no pudieron hacer. También les dijo que, a pesar de que se tendrían que ir a vivir a otra casa, podrían regresar a visitar a su abuelo y abuela, quienes vivían en su casa. Flor levantó la mirada y vio a su hermana llorando. Ella también lloró. Sus padres siguieron conversando, pero ella no pudo seguir escuchándolos. Estaba muy confundida, no entendía en qué momento habían tomado una decisión tan grande e importante.
Los días siguientes Flor estaba muy irritada. Se molestaba con su profesora del colegio, trataba mal a sus amigas y tenía muchas peleas con su madre. Avanzaba con sus tareas escolares y realizaba las responsabilidades de su casa, pero ya no conversaba con nadie. Prefería no hacerlo, porque siempre se sentía de mal humor. Un día, estaba en su casa y su hermana le pidió que la ayudara a hacer el arroz para el almuerzo, Flor aceptó. Sin querer Vilma le puso mucha sal y Flor se molestó muchísimo, le gritó y su hermana pequeña se sintió triste, tanto así que se puso a llorar. Flor se fue furiosa a su cuarto. Sin embargo, unos minutos después se sintió culpable por cómo había actuado, lo último que quería era lastimar a su hermana. Se acercó y le pidió disculpas, su hermanita la perdonó y la abrazó. En ese momento Flor se derrumbó, empezó a llorar y a llorar, ni siquiera entendía bien por qué lo estaba haciendo, pero sus lágrimas no paraban de salir.
Los siguientes días Flor conversó con su mamá y le contó que se sentía muy triste y que pensaba que tal vez por eso había estado tan molesta e irritada, se había dado cuenta que extrañaría muchísimo su casa, a sus amigos y amigas, y a toda su vida ahí. Le dijo que no le gustaba la idea de tener que mudarse. Su madre la escuchó y le dijo que la entendía, que sabía que podía estarle doliendo mucho las preparaciones para la mudanza. Le explicó que era importante que vayan a Lima, pues les importaba mucho el futuro de las dos y querían darles oportunidades para su futuro. Flor lloró, y los días siguientes también. Empezó a escribir cómo se sentía en su diario, contaba su pena, su rabia y sus ganas de que las cosas fueran diferentes. Cuando lo hacía se sentía mejor, la ayudaba a sacar lo que tenía adentro.
Flor fue sintiéndose cada vez más tranquila. Aún se siente triste por haberse mudado, pero también lo conversa con su hermana menor y muchas veces terminan recordando momentos bonitos y graciosos que pasaron en familia en su antigua casa. También lo conversa con sus amigas. Y además ahora tiene nuevas amistades. Su colegio, aunque sea virtual, le está gustando un montón, pues sus profesoras son muy cariñosas y atentas con ella. Ve a su papá más sonriente y a su mamá también. Y aunque no le guste el tráfico ni el ruido fuerte de las bocinas, le gusta mucho el parque que queda cerca a su casa, y siempre sale a jugar con su hermanita y eso la pone muy contenta. Cada vez siente que el dolor es menos fuerte.
Si estás viviendo algo similar, cuéntaselo a una persona de confianza para que pueda ayudarte. También puedes escribirnos al chat de esta página web, que encontrarás en la parte inferior derecha, en un pequeño círculo morado, los lunes, miércoles y viernes de 4pm a 7pm. Si nos escribes fuera de estos horarios, por favor, déjanos tu correo para responderte lo más pronto posible o si te encuentras en una emergencia puedes comunicarte con los números que encontrarás en este enlace: https://site.cedappperu.org/contactos-y-emergencia.php